En una emotiva y trascendental jornada, la comunidad indígena de San Juan de Lomerío fue sede de la Inauguración de la Asamblea de Presentación del Plan de Vida 2025-2030-2050. Este ambicioso plan, denominado «Usaka Ichepe«, busca construir una mirada de largo aliento para el desarrollo de San Miguel de Velasco, fundamentada en los sueños y la participación de sus comunidades chiquitanas.
El evento contó con la presencia de destacadas figuras, incluyendo al joven dirigente del Movimiento al Socialismo (MAS), el concejal electo del MAS y actual Jefe de Gabinete, Lalo, y representantes de la Central de Comunidades Indígenas de San Miguel. La mesa técnica estuvo conformada por la Dra. María Poñé, la Lic. Mercedes Noza de la Unidad de Desarrollo Comunitario, y el Lic. Dacli de Planificación, además del subalcalde Rolando.
Un Discurso Cargado de Identidad y Resistencia
El alcalde de San Miguel de Velasco, Pedro Damián Dorado, pronunció un discurso cargado de pasión y significado. Declaró el día como «histórico» por la re-siembra de la esperanza, enfatizando que a pesar de los esfuerzos históricos de los grupos de poder para exterminar a los movimientos indígenas, originarios, campesinos y populares, estos persisten y están «más vivos que nunca». Con un fuerte sentido de pertenencia, afirmó que el «socoré» (término local que simboliza su espíritu) «jamás va a morir».
El alcalde criticó duramente a aquellos que reniegan de su origen indígena o de su identidad chiquitana por vergüenza, tildándolos de «traidores a su propia raza». Subrayó que la estirpe, el origen, la raza y el apellido de los pueblos indígenas perdurarán por miles de años. Insistió en que, en el marco de la planificación del desarrollo, es «fundamental y vital» conocer de dónde se viene, quiénes son y hacia dónde van. Abogó por una planificación que se extienda a 50, 100 o incluso 150 años, una «mirada de largo aliento» que trascienda la inmediatez.
Inspiración Alemana y Visión Colectiva
Compartiendo una anécdota de un viaje a Colonia, Alemania, el alcalde relató cómo una iglesia construida a lo largo de 600 años se mantuvo en pie a pesar de las guerras. Atribuyó este logro a la unidad y la visión a largo plazo de los alemanes, quienes «nunca pierden el rumbo ni la unidad». Esta lección la aplicó al contexto de San Miguel, afirmando que la planificación a largo plazo y los proyectos municipales benefician a la colectividad, no a intereses individuales, destacando que servicios como el agua, las viviendas o el desayuno escolar son para «todos», sin distinción.
La Lucha Política por los Derechos y el Bienestar
El alcalde defendió enérgicamente el derecho de los pueblos indígenas a participar en política, cuestionando a quienes históricamente han buscado relegarlos a roles de «mano de obra», sin ideas ni voz. La lucha, según él, es por los derechos fundamentales, por una vida digna con acceso a agua potable, servicios básicos y vivienda saludable.
En un tono esperanzador, Dorado mencionó sus recientes y «muy fructíferas» reuniones con el Presidente Luis Arce Catacora. Detalló una inversión próxima de cerca de 500 millones de bolivianos para más de un centenar de proyectos. Entre las solicitudes clave al Presidente, destacó la necesidad de una terminal provincial de autobuses para San Miguel y la construcción de la unidad educativa San Miguel Arcángel. Además, solicitó una máquina perforadora de pozos para el municipio, una propuesta que el Presidente consideró «muy buena idea» ante la insuficiencia del programa «Mi Pozo». También resaltó la distribución de más de 1.500 cabezas de ganado a través de un programa productivo.
El alcalde enfatizó que estos logros son para el pueblo, reiterando la filosofía de su gestión: «Hemos venido a servir, no a servirnos».
Proteger el Proceso y Impulsar el Desarrollo Productivo
El discurso concluyó con un llamado a la protección del proceso político y la gestión del gobierno, tanto a nivel nacional como municipal. Advirtió sobre los peligros de que los gobiernos caigan en manos de la oligarquía, lo que, según él, llevaría a la privatización y al fin de los programas sociales.
Finalmente, el alcalde instó a las comunidades a planificar su desarrollo productivo, destacando una futura empresa municipal de producción de almidón y harina de yuca que generará ingresos significativos para el municipio. Alentó la colaboración entre comunidades indígenas y campesinas para explotar su vasto potencial territorial y crear un «polo de desarrollo».
La asamblea culminó con un efusivo llamado a la unidad y la prosperidad para San Juan de Lomerío, el distrito, el movimiento indígena y campesino, el pueblo chiquitano, Santa Cruz y el Estado Plurinacional de Bolivia.